Walter White es un químico cincuentón que de joven era una especie de promesa de la ciencia... pero que terminó de profesor en la escuela secundaria de su ciudad, frustrado, aburrido y sin un peso. Ah! porque además Walter, para llegar a fin de mes, trabaja de cajero en un lavadero de autos y hasta agarra trapo y cera cuando algún empleado falta y su jefe se lo ordena. Mr. White es un tipo de esos a los que les pasan por encima: la gente, el sistema, la vida. Su único oasis y orgullo es su familia: esposa embarazada, hijo adolescente. Hasta que un día le detectan cáncer de pulmón y la perspectiva de una sobrevida más bien corta lo hace tomar una decisión: va a "cocinar" metanfetamina para que, cuando él se muera, su familia no se tenga que preocupar por el dinero.
Capítulo a capítulo Walter le va agarrando el gustito a esa adrenalina que tanto le hacía falta. Moverse entre gansters, correr peligro constante de ser atrapado por la policía y un par de cosas más escabrosas que "se ve obligado a hacer" lo envuelven en una metamorfósis bastante veloz que lo lleva de Esposo y Padre a Narcotraficante casi sin intermedios. Y al Heinserberg (su alter ego narco) le brillan los ojos cuanto más se aleja de la ley y, sobre todo, de la moralidad. Ganar cientos de miles de dólares y oler de cerca de sangre y el peligro lo convierten en el macho alfa que siempre quiso ser. Y que no está dispuesto a abandonar.
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