lunes, 5 de diciembre de 2011

Libros - El frío de las sierras


Es 1972 y a pocos tiempo de la muerte de su padre, a Iván Pujol lo rajan de la escuela y su madre lo manda a las sierras cordobesas a vivir con su abuelo Galo. Fina, dulce, ácida, Corazones es una novela de iniciación hermosa. Por ser de iniciación, porque maneja muy bien varios recursos, porque descubre mucho de las infancias argentinas. Con 13 años, Iván Pujol es un incomprendido, o se siente que nadie lo entiende. Corazones tiene la particularidad de estar contada en segunda persona. Y lo que podría ser un recurso realmente agotador, para el caso tiene un encanto muy especial. La narración en segunda persona parece una buena representación del monólogo interno de un pequeño adolescente. Esa entrada a la adolescencia que es el momento de descubrimiento del propio cuerpo, plagada de los síntomas de la primera independencia viene a darle el marco justo para ese tipo de recurso. Pero también parece que se narrara a sí mismo, que la voz no fuera la de ese momento, sino la de un Iván Pujol tiempo después que recuerda. y se mira al espejo.
Hay, además, varios tiempos. Si la anécdota de lo que pasa en La Cumbre es mínima, es pequeña en sí, pero deliciosa, también se le suman otras historias. Las que Iván recuerda de su infancia más tierna, cuando iba en el verano a esa misma casa: un momento mítico. Y las que Iván recuerda de su tiempo en Buenos Aires, apenas unos meses atrás, antes y cuando fallece su padre: un momento de concentrado dolor y desorientación.
Juan Forn tiene muchas chapas, de creador de Radar Libros a director de la Biblioteca del Sur de la editorial Planeta. Corazones es su primera novela, vuelta a publicar hace poco tiempo y con un espíritu muy bien conservado.

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