Libros - Para dejarme en el pecho tanto dolor

Para hablar de nuestro temerario padre, aquel que nos dio nombre, el huraño Cormac McCarthy elegimos precisamente un libro que pone en el centro de la escena la crianza de un hijo en un mundo que es puro desastre, caos y violencia... Está bien, el mundo de La carretera es bastante más apocalíptico que el nuestro.
Un padre y un hijo, "el hombre" y "el niño", caminan por una carretera arrastrando un changuito de supermercado con todo lo que pueden recolectar para sobrevivir. Del cielo cae ceniza, el sol ni asoma, los bosques están arrasados por el fuego, las tierras, desiertas, y el ser humano quizás sea el último animal que queda sobre el planeta. El hombre trata de enseñarle que ellos son los buenos, del otro lado están los antropófagos. El suicidio sobrevuela: el de la esposa-madre, el de ellos mismos cada vez que están desfalleciendo de hambre o ante el peligro de ser víctimas de la antropofagia.
Se trata de la última novela de McCarthy aparecida en 2006 y ganadora del Pulitzer de ficción al año siguiente, y el libro por el cual Oprah Winfrey consiguió hacerle la exclusivísima entrevista (la tercera concedida por el escritor) en el Instituto de Santa Fe, ese retablo de la ciencia en donde Cormac pasa gran parte de su tiempo, en las antípodas de los círculos literarios y las tensiones editoriales.
Desoladora, arrasadora, descorazonada... o quizás no tanto. Pero que hace mal, hace mal. La carretera es una gran letanía. Y puta que hay que tener habilidad narrativa para arrancar mostrando que no hay ni una sola esperanza para esos dos personajes, y sin embargo arrastrar al lector hasta la página final. Quizás una de las mejores ficciones postapocalípticas. No, sin lugar a dudas la mejor.
Y una advertencia: si usted vio la película, o espera que verla le haga entender este libro, sepa que a pesar de la fidelidad del guión, el film no está ni cerca de todos los logros del libro.
Pero hay que estar preparados para leerlo, porque como dice Fabián Casas, un libro de Cormac McCarthy es un gran pedazo de dolor.


 En la expresiva voz de Paula Rojo, uno de esos bellos
fragmentos de dolor escritos por nuestro temerario padre: